El sistema de frenos es uno de los sistemas de seguridad más importantes de la motocicleta. Se fundamenta en la transmisión de la fuerza que ejercemos sobre la palanca de freno a la pinza de freno, donde se encuentran las pastillas de freno que contactarán con un disco que gira solidario con la rueda, provocando la fricción necesaria para detener el vehículo en cualquier circunstancia. La característica de un freno de disco hidráulico es el efecto multiplicador de la fuerza ejercida por la mano, que acaba convirtiéndose en una fuerza mucho mayor sobre las pastillas de freno. Para transmitir esta fuerza utilizamos un líquido específico con base de alcohol y aditivos que es capaz de soportar las altas temperaturas de funcionamiento del sistema: El líquido de frenos.
Tipos de líquidos de freno para motocicleta
El líquido de frenos sigue la norma DOT, que especifica sus características y comportamiento a alta temperatura. Podemos encontrar líquidos DOT4, para motocicletas de bajo y medio rendimiento, y líquidos DOT 5.1, para motocicletas pesadas o de alto rendimiento. No confundir con los líquidos DOT 5, que son líquidos a la silicona y no son recomendados para motocicletas por su baja viscosidad y la posibilidad de compresibilidad en condiciones extremas.
¿Cómo realizar el mantenimiento del líquido de frenos?
Los fabricantes recomiendan un mantenimiento anual del líquido de freno para mantener sus características originales. Antiguamente se recomendaba su cambio cada dos años, pero ahora empieza a recomendarse su cambio una vez al año. Esto se debe a que los líquidos DOT 5.1 son mucho más higroscópicos (absorben la humedad) que los anteriores DOT 4, por lo que su degradación es mucho más rápida.
Además, debemos tener cuidado con la manipulación del líquido de frenos, ya que es corrosivo una vez éste queda expuesto al aire. En el caso de que nos caiga sobre cualquier parte de la motocicleta, deberemos limpiarla rápidamente con agua y jabón para evitar su efecto corrosivo.
El problema del líquido de frenos es su envejecimiento, que provoca su degradación y disminuye su punto de ebullición. Esto provoca que en casos extremos del uso del freno, el calor del disco y pastillas transmitido a los pistones de la pinza provoca que se formen burbujas de vapor, y estas hacen que el líquido de freno se convierta en compresible.
Cuando pasa este fenómeno la maneta de freno toma un tacto más blando y se va hundiendo cada vez más, aumentando su recorrido y llegando a contactar con el mando de gas sin que las pastillas contacten con el disco de freno, perdiendo el sistema toda capacidad de frenada. El sistema vuelve a funcionar si detenemos la motocicleta y esperamos a que se enfríe el líquido hidráulico, aunque en algunas ocasiones la maneta de freno queda con un tacto más esponjoso y solo recuperaremos el tacto original si sustituimos el líquido.
Si el líquido de frenos es nuevo y nos ocurre el efecto anterior, deberemos comprobar que las pastillas de freno son las adecuadas y no generan un calor excesivo para el que no está preparado el sistema original, o que las pastillas originales disponían de una placa térmica o capa cerámica en su base que protegía de la temperatura a la pinza de freno.
Para finalizar, no añadir nunca líquido de frenos al depósito de reserva ya que este no se consume con el uso, sino que va disminuyendo conforme se desgastan las pastillas, y es un indicador del estado de éstas. Esto se produce para que las pastillas siempre estén a la misma distancia del disco de freno, y el líquido del deposito de reserva se va introduciendo en el sistema hidráulico conforme las pastillas se van desgastando. Cuando el nivel del depósito de reserva esté al mínimo, significa que las pastillas han llegado al fin de su vida útil y se tienen que sustituir, volviendo éste a nivel máximo cuando instalemos pastillas nuevas.
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