Le llega la hora a las reinas de la autopista y la parsimonia. Al más puro estilo clásico, con cromados, comodidad, par motor y “netol” por doquier. Claramente inspiradas en el concepto estadounidense de la mítica Harley Davidson, resultan motos ideales para circular por carreteras rectas y con calma, disfrutando del viento en la cara. ¿Qué necesitamos para ello?
Empecemos por el motor, el típico bicilíndrico en V de gran cilindrada. Si bien existen excepciones, como motores con otras disposiciones o de pequeña cilindrada, la mayoría de las custom imitan la filosofía de motor Harley, que por otra parte es muy adecuada para lo que se persigue, poder rodar a velocidades legales en la marcha más larga, para ésto un bicilíndrico grande con una cifra de potencia máxima baja, hace las delicias de los más tranquilos, sobra par motor desde ralentí.
Motores tan grandes y que giran tan poco, incorporan unas soluciones técnicas específicas, por ejemplo, no es raro encontrar un árbol de levas en el cárter, transmisiones primarias por cadena, motores de arranque similares a los que incorporan los coches, alimentaciones por un único carburador… En algunas ocasiones existen soluciones técnicas enfocadas a la estética, cromados, refrigeración por aire, incluso dos cilindros completamente alineados, curiosidades…
Más elementos que distinguen la filosofía custom son las suspensiones y geometrías, horquillas con grandes lanzamientos, suspensiones de corto recorrido y tarado cómodo, muy cómodo. Todo ésto provoca una estabilidad impresionante a costa de perder manejabilidad y una conducción difícil en curvas, pues éstas motos no quieren girar. Las suspensiones son suficientes para una conducción sobre buen firme, pero a la que la carretera está más rota de lo deseable, no tardan en hacer tope, especialmente los amortiguadores traseros, que de serie todas incorporan, aunque sólo sea para seguir la normativa y algunos customizadores radicales se preocupen de suprimirla u ocultarlos a la vista.
La ergonomía es de lo más curiosa, los pies muy adelantados y el manillar suele ser alto, añadamos un asiento grande y mullido y tenemos un sofá, si bien todos sabemos que la posición de un sofá no es la mejor para ejercer un control firme de la montura, sí que podemos intuir que ésta es una posición “devoramillas”, que tan sólo se ve perjudicada por la escasa protección aerodinámica.
Si de rutear estamos hablando, nos encontraremos con los siguientes problemas: protección aerodinámica, capacidad de carga, sistemas de iluminación y en ocasiones autonomía. Es habitual instalar alforjas o pequeños bolsos en éstas motos para mejorar la capacidad de transporte, siempre al más puro estilo piel de vacuno. A su vez los sistemas de iluminación suelen ser parcos, con pequeños faros principales y retrovisores que no hacen mucho honor a su nombre. Por cierto tampoco suelen cuidar mucho al acompañante, demasiadas veces disponen de un asiento muy pequeño, aunque en ocasiones, se complementa con un pequeño respaldo.
Queda pendiente parar éstos grandes mastodontes, el sistema de frenos suele ser sencillo, muchas veces un único disco delantero y hasta hace sorprendentemente poco aún existían los tambores traseros, todo mantenido por argumentos estéticos, aunque el perfil de usuario medio, realizará una conducción tan relajada, que el equipo de frenos de serie es suficiente, son muchos kilos de acero y cromo, pero no lanzados a velocidades desorbitadas.
Destacaremos que una de las principales características de éstas motos es la capacidad de modificación, se venden múltiples complementos, a cuál mas cromado, pues coincide con el gusto por la personalización que buscan los usuarios de éstas motocicletas. Así que no es raro que nos cueste identificar una unidad en concreto, por la cantidad de personalización que se le ha implementado.
Custom, toda una filosofía.